miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Peruano yo? ¡Arequipeño!

Es conocido el regionalismo del arequipeño, y es conocido su gusto porque lo reconozcan como tal... como un extranjero en la capital de un Perú demasiado ajeno, o como el envidiable dueño de una tierra pródiga y abundante. No puedo olvidar que cuando pequeño respondía claramente en el colegio que no era limeño, "no, yo soy arequipeño"... aún cuando eso no era del todo cierto. Nací en la costa de Arequipa y eso no basta para pertenecer al selecto club del orgullo mistiano; ni siquiera mis diez años en la Universidad de San Agustín alcanzaron para ganarme el apelativo de characato. Sólo en Lima era detectable por el dejo, fuerte y rítmico como un corso de agosto, y me sentía consolado. Mucho tiempo después obtuve mi misti rocoto card al casarme con una bella arequipeña (cuyas raíces están llenas de una deliciosa mezcla de volcanes iracundos, valles fértiles y puerto bravo) y hoy reafirmo mi sentir arequipeño, pues mi hijita es terca y orgullosa, como la tierra que la vio nacer.

Este dibujo lo hice hace mucho, como parte de un proyecto de universidad que esperamos se concrete algún día.

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